“Acepta mansamente el consejo de los años y renuncia a las cosas de la juventud… “
Así, mas o menos, dice aquella “Desiderata” que a mitad de los setenta, sin Internet ni “reenvios” circulaba como fotocopia de mano en mano por media España.
Me acuerdo , en los noventa , en el Caribe , en la isla de Grenada, en la bahía de Prickly , en la marina "Spices", ciegos de rum punch , escuchando una steel band , un amigo , Tony , y yo intentábamos pasarla al ingles para dársela a una rubia alta , vecina de barco , de madre sueca y padre parisino y con la que nos comunicábamos en esa lengua.
“acepta mansamente … quizá se pueda retrasar el consejo , pero solo si tienes al lado a un amigo , la soledad al igual que el silencio , son apetecibles , a veces muy necesarios , pero también a veces pesa y ante el deterioro físico y síquico después de un mal trago , con la espalda tocada y con el miedo en el cuerpo , egoístamente , como muchas veces , necesitas al amigo a tu lado.
“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas,
y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio.
Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir.
Di tu verdad tranquila y claramente;
Y escucha a los demás,
incluso al torpe y al ignorante.
Ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas,
pues son vejaciones para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
puedes volverte vanidoso y amargado
porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros, así como de tus planes.
Interésate en tu propia carrera,
por muy humilde que sea;
es un verdadero tesoro en las cambiantes visicitudes del tiempo.
Sé cauto en tus negocios,
porque el mundo está lleno de engaños.
Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar;
mucha gente lucha por altos ideales
y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tu mismo.
Especialmente no finjas afectos.
Tampoco seas cínico respecto al amor,
porque frente a toda aridez y desencanto,
el amor es tan perenne como la hierba.
Acepta con cariño el consejo de los años,
renunciando con elegancia a las cosas de juventud.
Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia,
pero no te angusties con fantasías.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina,
sé amable contigo mismo.
Eres una criatura del universo,
al igual que los árboles y las estrellas;
tienes derecho a estar aquí.
Y, te resulte o no evidente,
sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, mantente en paz con Dios,
de cualquier modo que Le concibas,
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
mantente en paz con tu alma
en la ruidosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos,
éste sigue siendo un hermoso mundo.
Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”.
jueves, 9 de abril de 2009
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